Entre los años de 1.940 a 1.945, años en que el mundo estaba sumido en la segunda guerra mundial, el Estatuto de Tánger se vio interrumpido, pues, el general Franco, aprovechando que los países que gobernaban el enclave estaban sumidos en la terrible contienda, ocupa la ciudad anexionándosela al protectorado español.
Los que allí vivíamos vimos entrar la tropas españolas, tropas indígenas, (estas fueron las primeras en hacerlo), legionarios, soldados de reemplazo, guardia civil y guardia de asalto, que al fin y al cabo eran los nuestros, sobre todo así lo veíamos, o lo veían con gran regocijo aquellos que habían participado en la recién acabada guerra del lado de los llamados nacionales. Otra cosa muy distinta era para aquellos que en Tánger habían encontrado refugio después de haber luchado del lado de la República.
La mendubía, sede del representante del Sultán fue consulado nazi entre 1940 y 1945
Ningún país, a excepción del tercer Tercer Reich autorizó esta ocupación. Durante estos años el régimen hitleriano estuvo representado en la ciudad y, como ya decía, instalando en la Mendubía su consulado, en el que por supuesto, ondeó la bandera con la cruz gamada. Este edificio había sido ya sede del consulado alemán en Tánger antes de la Gran Guerra (1.914 - 1.918). Así que fue considerado como una restitución. Decir que este consulado se convirtió en el principal centro de espionaje de la ciudad, presidido por el cónsul her Herber Noehring y gestionado por el vicecónsul Goeritz.
En cuanto termino la segunda guerra mundial, 1945, todo volvió a la normalidad pues, Franco fue obligado a abandonar Tánger, lo cual hizo a regañadientes y todo quedó tal y como estaba antes.
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